martes, 27 de julio de 2010

Islandia: Reykjavik

27 de julio de 2010

Ya se han acabado las prisas por llegar a los sitios, ir casi contrarreloj. Lo único que tenía que hacer de esa forma era devolver el coche, pero no ha supuesto ningún problema. Cuando tengo un buen mapa llego a donde haga falta. También es cierto que solo tenía que coger un par de calles, y sabiendo cuales se llegaba sin problemas.

Así que el coche entregado y todo un día por delante para caminar, si el tiempo me lo permitía, pues estos cambios me han traído una mañana gris, y con alguna que otra gota. Pero realmente no ha llovido y ya a última hora de mi tarde (pues aún queda tarde por delante) ha salido el sol.

Yendo a lo que es la ciudad, es bastante pequeña, emplear más de un día en ella puede ser demasiado, a no ser que se quiera hacer cosas concretas. Pero para el plan que yo llevaba ya tenía suficiente. Básicamente era callejear, solo tenía en mente un par de sitios, y las calles que por medio hubiesen. De forma que la primera parada ha sido en el lago Tjörnin, un gran lago que en sus orígenes era mucho mayor. Y como suele ser habitual en Islandia también este estaba lleno de vida: patos y similares. Tiene la pega que el aeropuerto doméstico de Reykjavik (vuelos internos del país) está al lado, y cuando los aviones van a aterrizar asustan bastante.


El lago Tjörning/span>


Corriendo cuando se acerca un avión


Reykjavik City Hall


En el interior del City Hall hay una maqueta en relieve de Islandia a escala 1/50.000. Y aquí veo el Snæfells, que no pude ver en vivo


Y el Eyjafalla


Otro lugar concreto que he visitado era el museo del asentamiento: en unas excavaciones del 2001 se descubrieron restos de los asentamientos del siglo IX, y han conservado lo encontrado de una casa y a su alrededor han hecho un museo.

A partir de ahí callejear por el puerto, por las calles más céntricas… La arquitectura es muy colorista, cada edificio es diferente del siguiente. Normalmente son edificios pequeños, de dos o tres plantas, y en las zonas más céntricas todas con carteles de tiendas o restaurantes. A primera hora, cuando he empezado a pasear estaba todo muy tranquilo, luego ya se ha ido llenando más de gente. Aun así, estamos en una ciudad pequeña y no masificada por el turismo.








En el puerto






Monumento a las embarcaciones vikingas









El lugar que no pensaba dejar a un lado era la catedral, Hallgrímskirkja. La fachada se inspiró en la cascada de Svartifoss, en el parque nacional de Skaftafell. Es un edificio muy nuevo y sencillo. Se puede subir a la torre por 500 coronas (unos 3€), desde donde hay vistas panorámicas de toda la ciudad.


Acercándome a la catedral


Fachada imitando una colada basáltica


El interior y el órgano


Panorámica de Reykjavik



Vistas también hay desde Perlan, una colina fuera del centro donde se ubica un edificio con sala de exposiciones, museo de las sagas, un mirador, y una fuente imitando al géiser de Strokkur. Había una exposición de fotógrafos amateur impresionante: me he perdido la erupción del Eyjafalla, Islandia en invierno… Vale que he visto muchas cosas, pero en otro momento del año también tienen su interés, que es mucho.


Perlan


El mirador del edificio





Mañana se me acaba ya el viaje, y va a ser de relax total. Cojo un autobús por la mañana para ir a la Laguna Azul (aguas termales al aire libre, ideal para descansar), y de allí al aeropuerto. Ahora que le estoy cogiendo el punto interesante a las temperaturas, hoy habremos estado entre 15 y 18ºC, algo ideal en verano (si no llueve), y me voy a enfrentar a más de 20ºC de mínima. Paciencia.

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