domingo, 31 de octubre de 2010

Sierra de Francia y Batuecas

Hoy el día lo he dedicado al sur de la provincia de Salamanca, al parque natural de las Batuecas y Sierra de Francia. Y al igual que ayer, la lluvia ha sido un problema que me desanimaba de hacer nada. Aun así he podido ver algunos sitios interesantes, he caminado un rato, pero siempre con el paraguas a cuestas.

La primera parada ha sido en el santuario de San José de las Batuecas. Subiendo por las Mestas había un cartel que indicaba que a 5 km. me lo encontraría, pero luego no está indicado el punto exacto (suerte que iba con el GPS que sí que me lo dejaba claro). En una curva cerrada salía una pequeña carretera en mal estado que llevaba hasta el monasterio.

El monasterio no se puede visitar, pero sí hay un camino que lo rodea y sigue el río arriba. El entorno del monasterio es precioso, he estado a punto de dedicarle una sola entrada. El camino sigue y se localizan varios puntos con pinturas rupestres. Se suponen las pinturas, pues he de decir no las he visto. Pero claro, el "civismo" de la gente que se pone a pintar y rayar las piedras con las pinturas no ayuda nada.


Entrada al Monasterio de San José. A la izquierda empieza el camino




Esto es lo que se puede ver desde fuera del monasterio


Muro del monasterio y camino a seguir







La siguiente parada ha sido para hacer una pequeña ruta de unos 2 km. cerca de El Casarito. Comienza junto a un cámping y da un rodeo entre castañares y helechos. Es un paseo muy fácil y con firme adaptado a minusválidos, pero eso no le quita que algunos puntos son interesantes. Vale la pena desviarse un momento y ver unas rocas con figuras talladas (no he tomado nota del nombre y no consigo encontrar como se llaman).






Un par de castaños centenarios





Desde ahí hasta el santuario de la Peña de Francia había poco, así que me he encaminado hacia allí. A medida que me acercaba iba viendo que no era buena idea: en la parte alta había una niebla cada vez más intensa, la temperatura iba bajando alarmantemente hasta los 3ºC, y arriba hacía mucho viento. Así que no he estado ni cinco minutos.


Vistas que tenía desde lo alto de la Peña de Francia


Las ganas de caminar se habían acabado aquí, pero me quedaba la tarde por delante y algo había que hacer. Así que probé suerte con ver el pueblo de San Martín del Castañar, y ha sido un acierto. Lo malo es que hay coches por todas partes y afean las fotos o se sube el ángulo para evitarlos.


Casas de San Martín del Castañar






Curiosa plaza de toros


Panorámica del pueblo


Desde aquí ya no he hecho paradas importantes. Sí que a lo largo del día he parado muchas veces en la carretera a hacer fotos de paisajes. Y si no comento nada de La Alberca, el pueblo más importante de la zona, es porque ya lo visité hace un tiempo y se pueden ver las fotos de aquel viaje por las aldeas históricas de Portugal, Ciudad Rodrigo y la Alberca aquí.

sábado, 30 de octubre de 2010

Un día por las Hurdes: chorro de la Meancera y meandro del Alagón

No es este el mejor día para salir a hacer turismo. Ya había visto en los pronósticos que iba a llover, pero es que un fin de semana de 3 días era demasiado jugoso como para quedarse en casa. Así que me he subido al coche y me he acercado al norte de Extremadura. De momento hoy he visto algunas cosas de las Hurdes (lo que he podido), y a ver los próximos dos días como me los preparo.

Así que el primer lugar visitado ha sido el pueblecito de Fragosa debido a una equivocación en un cruce.


Fragosa, un pueblecito de las Hurdes



Esa ha sido una visita rápida. Al poco rato he retrocedido para tomar el camino correcto hasta El Gasco, y desde ahí seguir la ruta hacia el chorro de la Miacera.

El camino tiene un primer tramo muy sencillo, un camino hormigonado con piedras, imposible perderse. Luego perderse es difícil, solo hay que seguir el río hacia arriba, pero las señales del camino no están muy bien situadas y las veces que tenía que cruzar el río de un lado a otro lo he hecho por donde no debía, dificultando bastante la subida a través de piedras mojadas. Al bajar he visto por donde tenía que haber ido, y no era tan complicado (salvo algún momento pendiente).

La subida se me estaba haciendo larga, no tenía ni idea de cuanto faltaba para el chorro, hasta que me lo he encontrado por sorpresa, pues está tras una curva en la ladera y no se ve desde el camino. Una vez ahí no me he arrepentido del paseo, es impresionante, e imposible de que las fotos le hagan justicia. Además de que las fotos las he tenido que hacer sujetando el paraguas bajo el cuello como podía, una postura muy incómoda.


Un toque de color entre el gris de las rocas


Un momento del río en el que vi que me había equivocado con el camino


Chorro de la Meancera entre las paredes de roca


El camino de vuelta


Ya se va viendo el otoño


Me había planteado la posibilidad de subir al volcán del Gasco, ya que era coger un camino diferente antes de llegar al coche, pero no me encontraba con ganas, y no paraba de llover, así que me he encaminado hacia otro lado.

El nuevo destino era el meandro del Alagón, o de Riomalo de Abajo (pues se va desde ese pueblo). El camino se puede hacer en coche perfectamente, primero la pista es de hormigón, y luego de tierra pero sin ningún problema. Aun así he optado por dejar el coche en el pueblo y subir caminando (cosa de la que me he arrepentido por culpa de la dichosa lluvia). El camino apenas aporta nada interesante, pero las vistas del meandro son impresionantes. Había visto fotos, pero no se hace uno la idea del tamaño hasta que lo ve en vivo.


Esto es de lo poco que había interesante en el camino


Meandro del Alagón


Una muestra de que estaba lloviendo

martes, 26 de octubre de 2010

Castillo de Puebla de Alcocer

Al este de la provincia de Badajoz, entre los embalses de Orellana y la Serena se encuentra Puebla de Alcocer. El pueblo no lo visité, así que no puedo decir nada. A donde llegué fue al castillo, medio en ruinas medio restaurado, pero con unas vistas impresionantes.















lunes, 18 de octubre de 2010

Ruta en Cazorla por el río Borosa

Después de un verano muy vago, sin ganas de hacer mucho, tanto en temas de salidas como fotográficos, por fin este pasado fin de semana decidí hacer un poco de senderismo. Como me tenía que desplazar a Linares busqué algo por la sierra de Cazorla, que no está demasiado lejos, y encontré una ruta siguiendo el río Borosa, que es la que voy a comentar a continuación.

La ruta comienza junto a una piscifactoría, y el inicio parece un lugar de paso de todo el mundo, hay muchísima gente. Los primeros kilómetros transcurren por pista forestal y es un camino muy fácil, apto para todo el mundo. Vamos junto al río constantemente, escuchándolo bajar, y seguro que poniendo atención también veríamos peces.


Formaciones rocosas en el río. Este lugar está a pocos metros del inicio. La foto la hice al volver, pues a la ida tenía el sol en mal sitio






Algunas vistas del río


Hay un punto en el que nos encontramos con un desvío para ir a la Cerrada de Elías, mientras que la pista sigue por otro lado, para encontrarse nuevamente más adelante. Vale mucho la pena coger el camino hacia la cerrada. Cambiamos de pista a un caminito más estrecho, y en algún momento es tan solo una pasarela sobre el agua, pero es de los puntos de fácil acceso más bonitos de la ruta.


Una de las vistas más conocidas de la Cerrada de Elías



En el camino nos vamos encontrando formaciones rocosas curiosas y algunos paisajes interesantes, aunque al ir por el valle de un río no tenemos grandes panorámicas, pero eso no impide disfrutar de las vistas, si nos acordamos de levantar la vista alguna vez (en mi caso no era tan fácil, casi toda la ida la hice con el sol de cara).







La dificultad comienza al llegar a una central hidroeléctrica. Ahí se acaba la pista y comienza la subida en serio, y los paisajes más espectaculares: paredes verticales que parecen venirse encima, pequeñas lagunas de aguas turquesas y seguro que heladas (no me acerqué a comprobarlo). La primera parte de la subida se deja hacer, pero al final se complica más, tanto en pendiente como en terreno. Cuando se ve la entrada a un túnel se puede respirar: se acabó de subir.






Se puede apreciar por donde va el camino


Entrada al túnel


Los túneles pueden dar un poco de miedo si no gusta la oscuridad. Hay un canal de agua corriendo y una barandilla de protección, pero dejando un camino estrecho para caminar (más de una vez hay que inclinarse para no tocar la pared). En algún punto de curva no se ve absolutamente nada, por lo que sería conveniente ir con linterna (cosa que no hice). Además, algunas zonas están encharcadas, así que mejor si las botas son impermeables.


Interior del túnel


Vistas desde una de las ventanas del túnel


Una vez arriba hay una presa y un pequeño embalse, y un poco más adelante la laguna de Valdeazores, que fue el final de mi ruta. También se podía llegar al nacimiento del río Borosa, pero no me acerqué. La subida había sido larga (en tiempo y distancia), y me quedaba hacer el mismo camino de vuelta.




Laguna de Valdeazores


Ya volviendo me fijé en lo que había subido: los agujeros de la montaña son las ventanas del túnel
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