jueves, 19 de septiembre de 2013

Praga: Josefov, el barrio judío

Mi viaje a Praga ya está a punto de tocar a su fin. Al menos la parte de visita a la ciudad ya está acabada. El tiempo hoy es de perros, no para de llover. En algún momento es más suave, en otros momentos más fuerte, pero el agua no para. Así que he preferido venirme ya al aeropuerto y esperar aquí tranquilamente. El paraguas lo he hecho aguantar como he podido, pero ya hace algunos días que debía estar en la basura. En los montes Tatra creo que empecé a romperlo.

El día hoy sí que ha sido de andar bastante menos, me he limitado casi completamente a Josefov, que es el nombre que recibe el barrio judío. Aunque por lo que he visto, poco queda del barrio original, algunas sinagogas y poco más. Y eso es precisamente lo que he visitado: sinagogas.


El museo de Franz Kafka, en el barrio judío

Actualmente, hay una entrada conjunta para lo que se considera el museo judío, que incluye cuatro sinagogas, el cementerio judío y la sala de ceremonias por 300 kr (40 kr más para poder hacer fotos en el cementerio, en las sinagogas está prohibido, pero como otras veces, no han comprobado que las hubiese pagado), o la historia judía de Praga, que incluye lo anterior más la vieja-nueva sinagoga, y son 480 kr. Me he decantado por la primera opción.

Entrando a todos los edificios se puede conocer la cultura hebrea a partir de documentos y objetos. En realidad es un museo con diferentes emplazamientos. La visita ha comenzado en la sinagoga Maisel, un edificio bastante sencillo cuya principal aportación son piezas de la cultura judía.

Sinagoga Maisel

La valla de la sinagoga

La siguiente parada es la sinagoga Pinkas, en cuyos muros están pintados los nombres de todos los checos judíos deportados, por lo que he leído son más de 70.000.

Sinagoga Pinkas

Al salir de la sinagoga se entra en el cementerio. Tiene tal cantidad de lápidas, y tan juntas, que casi da la impresión de que las hayan encontrado en otro sitio y las hubiesen dejado allí. La mayoría son bastante sencillas, piedras de poca altura con un grabado, pero hay algunas más grandes, y otras que parecen tumbas. Seguramente sean las diferencias sociales de la época.






A la salida del cementerio está, a mano izquierda, la sala de ceremonias, para la que hay que subir unas escaleras de un edificio de piedra bastante curioso. Volvemos a encontrarnos piezas judías para explicar la cultura, pero la sala ya guarda algo de interés. Y a la derecha de la salida del cementerio está la sinagoga Klausen. El exterior no aporta absolutamente nada, incluso pasa desapercibida, pero la sala interior es de época barroca y sí que vale la pena pararse un rato a verla.

La sala de ceremonias

La vieja-nueva sinagoga no la he visto por dentro, el precio de su entrada lo he visto caro, y por fuera parece que el edificio es bastante pequeño, pero antiguo. Justo delante me encontraba con el antiguo ayuntamiento de Josefov, que si no me he equivocado de edificio es realmente vistoso. Pero al revisar las fotos creo que el edificio no es el que en un principio pensaba.

Uno de estos edificios es el antiguo ayuntamiento judío

Exterior de la vieja-nueva sinagoga


Para mí, el plato fuerte de las sinagogas es la sinagoga española. Una de las fachadas exteriores ya es llamativa, con un estilo de ventana árabe, pero por supuesto, con la estrella de David en sus vidrieras. Por dentro es realmente espectacular, la parte museística casi queda ignorada al ver el colorido y la arquitectura interior, nada que ver con la sobriedad que había visto anteriormente.

Fachada de la Sinagoga Española


La entrada incluía la entrada a una exposición sobre una película que se había realizado en el campo de Tezerín, sobre la vida que tenían los judíos allí deportados. Al ser un trabajo de las SS el punto de vista es que la vida allí era ideal, lo que posteriormente se supo que no había sido así.

Tras la exposición era la hora de comer, y luego me sobraba bastante tiempo, demasiado para venir al aeropuerto, así que un museo podía ser una buena idea. Me acerqué primero a la zona de Wenceslao a ver las galerías Lucerna, y la curiosa estatua que allí hay, y luego al museo Mucha. Alphonse Mucha fue un diseñador gráfico del estilo Art Decó, vivió mucho tiempo en París, y el estilo de sus obras es muy característico y conocido. He tardado días en decidir conocer un poco más la obra de este artista, que es realmente preciosa. Y eso que una de las vidrieras de la catedral de San Vito es suya, y sus dibujos son perfectos para las cajas de chocolate o galletas. Aunque su obra más conocida eran carteles, su estilo actualmente encajaría con cómics, me recordaba a algún dibujante actual. El museo es un poco pequeño, y su precio, 180 kr, me parece un poco caro para lo que ofrece, que podía ser muchísimo más.

Estatua de Wenceslao en las galerías Lucerna

Para mostrar algo de Muncha, ésta es la vidriera que hizo en la Catedral de San Vito

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