martes, 23 de febrero de 2016

Catedral de Sevilla y Giralda


Sigo con la intención de poner al día el blog, recuperando temas pendientes. Me está costando mucho ponerme las pilas, pasan los días, que se transforman en semanas, y luego en meses, y no escribo nada. Así que cada vez me es más difícil escribir, se me olvidan detalles, y me centro solo en las fotos.

Uno de los lugares imprescindibles de Sevilla es la Giralda, que no es más que la torre de la Catedral. Y aunque la ciudad la he visitado en varias ocasiones, a la catedral no entraba desde mi primera visita, allá por el 92, año en que fui a visitar la Exposición Universal.

Si se sabe con antelación que se va a visitar el lugar, puede ir bien coger la entrada anticipada. O una visita guiada, en ambas situaciones no es necesaria hacer toda la cola de la taquilla. Pero tampoco tuve la sensación de pasar mucho rato para entrar. Una vez dentro fui paseando, admirando el edificio con calma, pero sin fijarme mucho en los detalles. Esto es, buscando ahora información, he visto que ahí se encuentran los restos de Cristobal Colón, y se me pasó por alto.

Puerta de entrada a la Catedral










Y entrando a la Catedral, hay que subir también a la Giralda. Se hace por una rampa continua, siguiendo la planta cuadrada de la torre. Como siempre que se sube a un lugar de tanta altura, las vistas son impresionantes.

La estructura de la Catedral, subiendo ya a la Giralda

Patio de los Naranjos




Un tramo de rampa de la Giralda, difícil cogerlo sin gente

Al acabar, la salida da al patio de los Naranjos, un rincón tranquilo, después del bullicio del interior, que me recordó al patio de las mismas características de la mezquita de Córdoba.




La entrada de la Catedral sirve también para la iglesia del Salvador. Un rincón más pequeño, pero mucho más recargado, cosas del barroco.

Fachada de la iglesia del Salvador




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