Mi actividad bloguera parece haber caído en picado. Salgo poco a hacer fotos, pero lo peor es que no las subo cuando corresponde. Hace ya más de una semana que hice una pequeña escapada por Portugal, y hasta ahora no me he puesto. Encima estamos ya en pleno verano, y el calor me desanima bastante de hacer nada. Pero habrá que evitarlo como sea.
Volviendo al tema viajero, la última visita fue a unos rincones a orillas del río Tajo, más o menos en el centro de Portugal. El primer pueblo en que paré fue Abrantes, un pueblo situado en una colina con un castillo controlando el entorno. Por su situación elevada y a orillas de un río debería estar mejor, pero la industria de los alrededores afea muchísimo las vistas: una enorme fábrica, una central térmica cercana...
Fuera del castillo hay algunas calles peatonales por las que siempre es agradable pasear, desembocando en varias placitas de las que no he conseguido llevarme un grato recuerdo. Tal vez porque al ser fiestas estaba preparado para otros eventos. Aun así, tampoco me ayudó el hecho de que estaba un poco lejos de casa para un solo día, y el bochorno era superior al que me habría gustado (hoy parece que no tengo el día más alegre). Aun así, siempre hay fotos para recordar la excursión.
Patio del castillo
Otras vistas del patio, con el Tajo al fondo
Los jardines del castillo, fuera de la muralla, vale la pena parar en ellos
La puerta de una casa, ya caminando por el centro del pueblo
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