Hay veces en que los árboles, al crecer, adoptan formas curiosas, que en ocasiones recuerdan a otras cosas. Por lo general, en los casos que tengo fotografiados, a rostros humanos deformados.
Ha sido en diferentes puntos de Extremadura, y diferentes árboles, los que me han mostrado esas formas. Y si iba con la cámara a cuestas, pues les he hecho fotos.
El primero es un grupo de castaños en la sierra de Gata, conocidos como "Los abuelos". A algo más de dos metros de altura, y dependiendo desde donde se viesen, aparecía esta forma similar a lo que diríamos un personaje fantástico.
En la encina "La Terrona" me encontré con esta expresión que me recordaba al cuadro "El grito" de Munch. Dada la edad del árbol, y que su propio peso la está dañando hasta el punto de que le han tenido que poner muletas para sujetar algunas ramas, hasta tiene sentido que el propio árbol esté gritando de dolor.
Los últimos casos no son árboles singulares. Simplemente son encinas que rodean la basílica de Santa Lucía del Trampal, y que se vuelve a dar el caso de que parece que griten. Una mezcla del cuadro antes mencionado y la máscara de la película "Scream".
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