La primera parada fue en el pueblo de Estói, un pueblecito cercano a la autovía del Algarve, y a unos 20 km antes de llegar a la frontera. La idea era visitar un palacio del XVIII y sus jardines, que debían estar medio abandonados. En la guía que consulté, del 2007, se hablaba de la idea de una restauración. En el 2009 la restauración la están llevando a cabo: el edificio es una posada, y los jardines están cerrados por obras. Así que me quedé con las ganas.
Pero al salir del pueblo estaban las ruinas romanas de Milreu. Por los mosaicos que se pueden ver el lugar debía tener un uso relacionado con el pescado. Además de las ruinas queda parte de un templo y también hay una casa del siglo XVI edificada encima de los edificios romanos, aprovechando los cimientos. Una vez excavado el suelo de la casa se pueden ver las estructuras más viejas y las menos viejas.
Las ruinas de Milreu
Algunos de los mosaicos con peces
Templo
Una casa rural algo más moderna que las ruinas
Hasta la pared blanca pertenece a la casa, debajo los restos romanos
En lugar de cruzar la frontera por Ayamonte fui hacia el norte. Me habían hablado del pueblo de Mértola, ya en el Alentejo, y valió la pena. Es un pueblecito de montaña en la confluencia de los ríos Oeiras (si la búsqueda en Google ha sido correcta) y Guadiana. En ese punto se eleva un castillo, y un poco más abajo la Igreja Matriz. Algunas de sus calles son típicas de un pueblo de la época: estrechas, en pendiente y adoquinadas.
La Igreja Matriz
Patio del castillo
El Guadiana hacia el sur
Hacia el norte. Siguiéndolo algunos cientos de kilómetros llegaría a casa
La carretera cruzando sobre el Oeiras
Vista del pueblo con la iglesia en primer plano
Una de las calles
Ya para acabar quise hacer una parada en un lugar más: Pulo do Lobo. Desde luego, este es un sitio que no se encuentra por casualidad, hay que ir específicamente allí. Saliendo de Mértola, a unos 20 km. hacia el norte por carreteras vecinales (y un último trozo de camino de tierra) se llega al lugar. Consiste en unas formaciones rocosas que destacan entre el resto del terreno, pero más o menos al mismo nivel. El río lo cruza, y seguramente la erosión ha formado una cascada. El lugar de la visita es en el punto alto de dicha cascada, y por la forma de las rocas queda un poco escondida. Tal vez en primavera, con más agua, puede llegar a ser más espectacular. O intentando jugarse el pellejo y moviéndose entre rocas se pueden buscar puntos de vista más atractivos. No fue mi situación. Llevaba ya algo de cansancio acumulado y me quedaba un largo camino hasta casa, así que hice las fotos que pude desde los lugares más accesibles, y me encaminé de vuelta hacia Mérida.
Se pueden ver los dos niveles del agua, la cascada queda escondida entre las rocas
Supongo que ahí se llegaría desde Vila do Poço, que desde donde yo estaba serían más de 40 km. por carretera (cosas de no tener un puente cerca)
Camino preparado a un mirador, y las rocas del entorno
Parte baja de la cascada, con una espuma un poco sospechosa
Entorno rocoso
Aquí he ido poniendo una selección de fotos. Para ver casi todas las que hice están aquí. Además, para quien quiera localizar los puntos donde están tomadas, aproximadamente, pinchando en las fotos aparece el punto y las coordenadas aproximadas.
2 comentarios:
¡Bonitos mosaicos!
La verdad es que nos has mostrado en estas entregas parte de la belleza que tenemos en el país vecino, pero a veces desconocido.
Desde siempre que digo que quiero ir a conocer al Pulo do Lobo y fijense abro este blogue lo que veo? El Pulo do Lobo jajajajaja
Que casualidad!!!
Iré pasando a ver si veo otras cosas más.
Saludos
Flor
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