Aprovechando que en estos días los cerezos del valle del Jerte estaban florecidos, la mancomunidad de allí organizaba una ruta senderista, además de otros actos de la fiesta del cerezo en flor. Pero lo que me interesaba era el caminar. Me pasaron la información de la ruta y la encontré interesante, así que me apunté, y el pasado sábado, junto a varios amigos, estuvimos caminando por la zona y disfrutando del blanco de estos árboles.
El punto de inicio y final de la ruta era Tornavacas, el último pueblo del valle del Jerte. Desde allí comenzamos a seguir el valle hacia abajo, por el camino de la ruta de Carlos V. Algunos kilómetros después dejábamos ese camino para ir hacia los Pilones, y de allí a Jerte. La subida final entre Jerte y Tornavacas la hicimos siguiendo una vía pecuaria.
No fue una ruta difícil, éramos muchos los apuntados, y el ritmo era tranquilo. El tiempo acompañó bastante, alguna nube por el cielo, pero por lo general claro. E incluso en algún momento con un poco de calor. En el aspecto fotográfico no pude tomármelo con mucha calma, fueron sobre todo fotos rápidas (al ir siguiendo a un grupo no había mucho tiempo para parar). Aun así, diría que conseguí unos resultados aceptables. Eso sí, quise probar a poner el balance de blancos en nublado, pues por otras pruebas que he hecho, en condiciones de claridad no hay mucha diferencia, y a los marrones les da un toque más cálido.
La montaña no dejaba que el sol saliese todavía del todo, por lo que aún estábamos en la penumbra de la sombra
En un momento de la ruta cambiamos los cerezos por castaños
Puede que este fuese el tramo más difícil de la ruta, un camino estrecho y en subida
Los Pilones desde arriba, con la gente que hacía la ruta, y sobre todo, los visitantes que llegaban desde Jerte
Nuevamente los Pilones, pero ahora desde abajo
Cerezos, y el pueblo de Jerte al fondo
Caminando hacia Tornavacas
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