En la costa atlántica de Portugal, entre Sines y el cabo de San Vicente, existe un camino llamado Rota Vicentina. En un primer lugar tiene dos divisiones, el camino histórico y el trilho dos pescadores. Así como el primero es continuo, el segundo tiene tramos. Uno de esos tramos es una ruta casi circular cerca de Aljezur, y como me alojé en un hotel cercano con unos amigos, decidimos hacer este camino.
Este camino comienza junto a la playa de Arrifana, y está bastante bien señalizado. El primer tramo transcurre un poco interiorizado, cercano a la urbanización Vale da Telha, que en semana santa está desértica, no se encuentra apenas a nadie por las calles. La vegetación es baja, todo lleno de flores, parece uno estar caminando por un jardín botánico. Algún trozo hasta estaba muy cerrado, y en su mayoría es arena fina la que se pisa, lo que ralentiza bastante el paseo.
Playa de Arrifana
Primer obstáculo a cruzar, un pequeño riachuelo (y mi sombra dentro del encuadre)
Las flores dando colorido al campo
Un pequeño pinar en la ruta
Más flores, ahora variadas
Llega el momento en el que el camino alcanza el borde de unos acantilados. Y como todos los acantilados de la zona, las vistas son impresionantes. Están en estado salvaje, lo que quiere decir que no hay vallas ni protección alguna, uno se puede acercar hasta donde se atreva. Al poco rato llegamos a la Ponta da Talaia, donde recuperamos el contacto con la civilización, después de un rato solos. Hay un aparcamiento cercano y varias ruinas. Pero el camino sigue.
Una pequeña playa, prácticamente inaccesible a pie
Ruinas en la Ponta da Talaia
El camino sigue por la parte alta de los acantilados, siempre con buenas vistas, pero por arena, y a veces sin quedar muy claro por donde va. Siempre se encuentra alguna señal que nos indicaba que íbamos por buen sitio. La ruta llegaba hasta el Monte Clérigo, pero se nos iba haciendo tarde. Poco antes (pensábamos que nos faltaba más, pero en realidad estábamos cerca) hay unos pequeños aparcamientos que entroncan con la carretera que vuelve a la urbanización, y es lo que hicimos, volver antes de quedarnos a oscuras en medio del campo.
Roca erosionada por el viento
Las gaviotas lo tienen fácil para llegar hasta la playa. Las personas no tanto
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