Para mí, el pueblo era pequeño y no ofrecía mucho que ver. Pero eso no quita que en el carrer Major nos encontrásemos unos bonitos soportales y con escaparates curiosos, y alguna que otra fachada interesante.
Soportales del carrer Major
Los Pirineos a la vuelta de la esquina
Lo más destacable es su catedral. Llamándose el pueblo como se llama, tiene su importancia en el ámbito religioso. Pude visitar la catedral en sí y el claustro, en el que destacan los capiteles. El museo estaba cerrado por obras. El edificio es bastante sobrio, algo habitual de su estilo arquitectónico, románico, pero no por eso desmerece una visita, aunque sea rápida.
Fachada de la catedral
Capiteles en la entrada
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