Ese día la ciudad estaba de fiestas, por lo que había gran cantidad de gente por la calle. Muchos iban a buscar un sitio para ver los fuegos artificiales, que sin proponérmelo, también los vi (aunque en un rincón con visión limitada, pero ya me iba bien).
No hay mucho que se me ocurra para contar de Salamanca. Es una ciudad encantadora, vale la pena pasear por sus calles y admirar su arquitectura. Y mejor que mis palabras, lo muestro con fotos.
Fuera del centro, en el parque de la Alamedilla, una fuente en el suelo con el agua de colores
La misma fuente, en otro momento, cambiando el color
Una parte de la plaza Mayor
La Casa de las Conchas y las torres de la Clerecía
Las conchas de la fachada que le dan nombre a la casa
Estatua de Fray Luis de León frente a la Universidad
Una de las fachadas de la Catedral
Para diferenciar lo viejo de lo nuevo: anacronismos como un astronauta
Fuegos artificiales vistos desde una calle del casco viejo
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