Había visitado el lugar una vez, hace unos cuantos años. Puede que ni siquiera tuviese el blog todavía, y me dedicaba más que ahora a salir y conocer rincones nuevos. Esta visita fue un poco rápida: entrar al castillo, pasear por su muralla, que es de lo que más vale la pena, y callejear un poco.
Y como siempre, mejor que hablen las fotos que no mi memoria.
Edificios olvidados le dan un toque nostálgico a Portugal
Colores habituales en las construcciones de la zona
Escalera de subida a la muralla
Vistas desde la muralla, y no todo está degradado
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