Ya ha pasado el fin de semana, y aunque deberíamos haber vuelto a la rutina semanal no ha sido así, ya que me he pedido un par de días en el trabajo para echar una mano con los pases para escuelas e institutos, y ando un poco descolocado. Pero como iba diciendo, ayer fue el sexto día de festival, un lunes lluvioso y que coincidía con un partido de fútbol importante, pero que cada año se repite dos veces, así que no sé qué tiene tampoco de importante. Mejor perdérselo para ir al cine, aunque no mucha gente lo decidió. Resumiendo, la entrada fue algo floja.
La película de sección oficial que vi fue "Incendies", de Denis Villeneuve. Iba un poco despistado con el tema, pues viendo el cartel suponía que buena parte del metraje tendría lugar con el conflicto de Palestina de fondo (había leído la sinopsis, y al leer que los hijos van en busca de su padre y su hermano que desconocen me imaginaba que se encontrarían en una situación más violenta). El caso es que sí que es cierto, parte de la película es en Palestina, y algunos hechos que allí sucedieron son importantes en la evolución de la historia. Los flashbacks en los que se explica todo lo que le sucedió a la madre le dan al espectador más información de la que tienen los hijos. Y es uno de esos flashbacks, y precisamente el que se muestra en el cartel de un autobús ardiendo, que es una de las escenas más escalofriantes que he visto en una película en mucho tiempo.
No sé si estoy falto de sensibilidad últimamente, pero esta vez me ha vuelto a pasar que al principio la película no me estaba aportando nada, pero a medida que avanza cambiaba mi postura. Cuando comenzaron los créditos había un silencio absoluto en la sala, hasta que unos segundos después la gente comenzó a aplaudir. Desde luego, la conclusión de la historia difícilmente dejará a nadie indiferente.
Los niños disfrutando de "Ponyo en el acantilado"
Y como decía antes, en los días laborales hay sesiones para colegios e institutos, en los que este año casi se ha dedicado exclusivamente un ciclo a Hayao Miyazaki, un maestro de la animación japonés. Y ese era motivo más que suficiente para asistir a los pases matinales y echar una mano en la medida de lo posible, además de hacer unas pocas fotos. Este día tocaban "Ponyo en el acantilado" para los más pequeños, y "La princesa Mononoke" para los institutos.
"Ponyo" es una película bellísima, y apta para cualquier público. Ya había tenido ocasión de verla, y no me supo nada mal repetir. La historia es bastante sencilla, en la que la magia entra en la vida cotidiana sin que nadie la ponga en duda. Mucha emoción y una encantadora banda sonora hacen que se disfrute sin darse cuenta del tiempo.
"La princesa Mononoke" es una historia bastante más compleja, llena de aventuras. No es fácil determinar quien es bueno y quien malo, además de reflexionar sobre la necesidad de progreso o mantener el medio ambiente, aunque suceda en una aproximación a la época medieval. Esta película no es tanto para niños no solo por la complejidad, sino también por las escenas de lucha y sangre. Pero eso no tiene que echar atrás a nadie.
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