miércoles, 1 de diciembre de 2010
V Festival de Cine Inédito de Mérida: día 7
El tiempo sigue malo, llueve y hace algo de frío, pero ya no hay un partido de fútbol que le haga a la gente dudar de qué ver, y hemos recuperado parte del público. Comenzamos muy fuerte, las dos primeras películas tuvieron mucho éxito de público, pero luego hemos vuelto a las cifras habituales. A falta de dos días más de proyecciones, y aunque me sabe mal decirlo, no creo que recuperemos a tanta gente, pero lo importante es seguir ahí.
Y seguir ahí es lo que le toca hacer al protagonista de "La misión del director de recursos humanos", de Eran Riklis. A este pobre hombre le toca limpiar la imagen de la panificadora donde trabajaba una inmigrante rumana que había muerto en un atentado, y permanecido olvidada en el depósito de cadáveres hasta que alguien descubre una nómina de la empresa. A partir de ahí se convierte más o menos en una road movie en busca de la familia de la mujer, con los problemas que van surgiendo a cada momento.
Tal vez se pueda encuadrar la película como comedia, pero no por la risa que causa, sino por lo surrealista de algunas situaciones o algunos personajes. Desde luego, pensando ahora en los personajes que se va encontrando el director de recursos humanos en su viaje por Rumanía son cada vez más surrealistas. Aunque ya los problemas empezaban en Israel con un periodista empeñado en culpar a la empresa de inhumana. Luego la cónsul israelí, su marido, el hijo de la mujer muerta, unos militares... Es fácil sentir simpatía por todo lo que le cae al personaje principal.
Y también en este día tuve ocasión de estar en el pase matinal con las escuelas. El primer pase fue "Mi vecino Totoro" de Miyazaki, pero antecedida por el cortometraje "La higuera" (que ya fue exhibido en "La noche del cine extremeño"). La película de animación sigue en la línea habitual de su creador: la convivencia de la magia con la vida cotidiana. La historia es sencilla y fácil de seguir por todos los públicos, tanto niños como adultos.
En cambio, la segunda película fue más compleja, "El castillo ambulante". De la película no sabía nada, tan solo el título, y me alegro de haber ido con esa idea, pues me sorprendió muy gratamente, disfruté muchísimo.
La única pega que les puedo encontrar a estas películas es que la gente acostumbrada a un ritmo de cine como el americano les pueden parecer lentas. Es cierto que el ritmo japonés es diferente, pero hay que dejar atrás los prejuicios y animarse a conocer cualquier tipo de cine. De esa forma será posible disfrutar de las películas de Miyazaki.
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