Con este título me centro en algunos de los lugares más emblemáticos de Londres, los que son símbolos de la ciudad, mundialmente conocidos. Por lo tanto, lugares turísticos que no se pueden dejar a un lado. En concreto son dos zonas las que incluyo aquí. Una es junto al metro de Westminster, donde se encuentra el Parlamento, Big Ben incluído, y la abadía de Westminster. El otro es en la City, con el metro de Tower Hill, y donde se encuentran la Torre de Londres y el Tower Bridge.
Comienzo en Westminster. Tan solo salir del metro hay que levantar la cabeza para encontrarse con la torre del Big Ben, tan conocido que creo que no hace falta explicar nada más. La torre forma parte del edificio de Las Casas del Parlamento, cuya fachada oeste da al río. Cuando estuve por allí tenían lugar algunas manifestaciones, una de las más importantes de estudiantes (con la subida de tasas que quiere hacer el gobierno, convirtiendo el acceso a la universidad apto para gente con dinero, cada vez más, no me extraña). Así que la zona estaba fuertemente vigilada por la policía. Pero en mi jornada fotográfica solo me preocupé de la parte arquitectónica.
A un lado del Parlamento se encuentra otro edificio emblemático: la abadía de Westminster. Tenía idea de entrar a visitarla, pero cuando vi que el precio de la entrada era de £15 me eché para atrás, y me quedé echándole un vistazo por fuera.
Y al otro lado está la moderna noria de London Eye, otro lugar que me conformé con verlo a la distancia.
Al otro extremo de la zona turística tenemos la Torre de Londres, otro edificio más que rodeé sin animarme a pagar la entrada (en esta ocasión no pasé cerca de la taquilla cuando estaba abierta, así que no sé lo que costaba).
Junto a la Torre, y cruzando el río, nos encontramos con el Tower Bridge, seguramente el puente más famoso y espectacular de Londres. No es para menos. También se puede visitar, y aquí sí que me apetecía. La entrada eran £7, y se podía visitar una exposición que hay en las pasarelas superiores, y brevemente las torres. Después se salía y seguía la visita por la sala de máquinas que levantaba la pasarela inferior, por donde está todo el tráfico, en aquella época en la que los barcos tenían que adentrarse por el río. Aunque interesante, me pareció cara la entrada para lo que ofrece la visita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario