Empecé por no hacerle mucho caso al GPS cuando vi la carretera que llevaba hacia Ovejuela, y que el aparato me indicaba por otro lado (que todavía ignoro por donde sería, pues el único acceso que había era el que cogí). En esa carretera se encuentra bien señalizada la pista que lleva a los lugares indicados, aunque al principio me creó algo de confusión el desvío a la Presa de los Ángeles: no es ese camino. Un poco más arriba se indica bien claro "Ruinas del convento de los Ángeles". Desde ahí comienza una pista de tierra bastante ancha, sin problemas para cruzarse con otros coches. Y menos mal, porque en ocasiones hay unos barrancos que dan miedo.
La subida es lenta, son varios kilómetros en los que se puede ir a unos 30 km/h. No sé cuanto rato pasó hasta encontrar el cartel que indicaba "Puente de los Machos" y "Ruinas del convento", y pocos metros después una segunda bifurcación donde se veía que faltaba algún cartel. A la derecha me encontré con una pequeña explanada que es donde dejé el coche, y a la izquierda una nueva bifurcación, ahora sí que indicando claramente los lugares a ver.
Primero bajé al puente, siguiendo una pista forestal que bajaba hasta el río con bastante pendiente, y al acabarse de golpe me encontraba con un caminito casi perdido que se intuía entre la vegetación, y que llevaba al puente de los Machos. La vegetación impide un poco verlo desde un buen lugar, hay que bajar unas rocas y moverse para encontrar el buen ángulo (y volviendo hacia atrás no tuve mucho cuidado y me di un buen golpe en la rodilla).
Volviendo atrás hasta la última indicación ya vi las ruinas del convento. Ahí se mantienen varios muros entre piedras y árboles, medio perdidos en las laderas de la montaña, donde es difícil apreciar lo que hubo ahí anteriormente.
Volví al coche y seguí el camino inicial hacia arriba, hasta que llegué a un mirador, y enfrente de mí se encontraba el salto de los Ángeles. Es una cascada bastante impresionante, pero se ve desde lejos (eso sí, el mirador permite una visión completa del salto). La distancia no es un impedimento para que se escuche el ruido del agua al caer. El problema lo tuve con la posición del sol: estaba enfrente y no me dejaba sacar buenas fotos, ni mirar siquiera sin taparme un poco. Parece que al sol le gusta hacerme la puñeta cuando voy a ver cascadas: me pasó unas cuantas veces en Islandia.
Salto de los Ángeles
La montaña rota por el curso del agua
Un riachuelo cercano que iba a parar al mismo sitio que el salto de agua
Otras vistas desde el mirador
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1 comentario:
Menudo paseo¡¡, sitio que tengo que visitar como sea.
Saludos
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