Los grafitis suelen estar en el límite de lo que se considera arte o vandalismo. Para mí, todo depende del grafiti y del lugar donde esté. Muchas veces, lo que se ve no son más que pintadas sin sentido que lo que hacen es afear el entorno. Pero sucede a veces que hay muros feos con un grafiti impresionante, y mejora mucho las vistas.
Hace pocos días descubrí en Mérida una zona que es casi un pequeño museo del grafiti.
En el recinto ferial, allí donde ponen el mercadillo o montan la feria cuando toca, hay un cercado que parece estar en medio de la nada. Prácticamente nunca iba por ahí, solo lo había visto alguna vez de lejos. Pero en esta ocasión iba con la cámara para fotografiar las pinturas para mi sobrino, y le di la vuelta al cercado, sorprendiéndome gratamente la visión.
Ahora tan solo queda preguntarse, ¿cuánto durarán?
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