jueves, 1 de octubre de 2015

Den Haag (La Haya)

Cuando estaba planificando el viaje a Holanda, veía que podía ser interesante ver Den Haag, pero claro, con ese nombre uno no lo relaciona con como la conocemos. Luego ponían el nombre en inglés, The Hague, y aquí ya se iba pareciendo, hasta que al final lo relacioné.

Para las visitas de ese día estuve dándole vueltas a como hacerlo. Ese día quería visitar dos ciudades, Den Haag y Delft, las dos en la misma línea de tren, y también en la que va a Amsterdam. Después de las visitas turísticas subía al norte, pasando por Amsterdam. Una idea que me pasó por la cabeza era dejar la maleta en la consigna de los sitios que iba a ver, pero no tenía claro si tendrían. Y en la información que encontré en la página de los ferrocarriles holandeses no cuadraban los precios. Al final pensé que no estaban tan lejos, Den Haag era media hora, y Delft algo menos, así que la maleta se quedó en Rotterdam, por 6€.

Y comencé visitando la ciudad que me caía más apartada. Estoy un poco fastidiado con la guía, porque apenas indicaban lugares preciosos que me fui encontrando. Hablaban un poco en general, y luego de otros rincones concretos, pero no estoy de acuerdo con lo que no trataban. Así que fui callejeando y disfrutando de multitud de rincones. Lo malo es que media ciudad parecía estar en obras, todo patas arriba.

Una laguna con el palacio de Binnenhof flanqueándola


Arquitectura clásica y moderna

La plaza interior del Binnenhof, a una hora en que las sombras son muy largas y fuertes



Museo Mauritshuis



Unas galerías comerciales cubiertas








Palacio de la Paz, donde se reúne el tribunal de la Haya


En unos jardines frente a la estación del tren

Una posibilidad interesante era visitar el museo Mauritshuis, donde está, entre otros cuadros, La Joven de la Perla. Pero costaba 14€, y había otro museo que también me llamaba la atención, de M. C. Escher. Me decanté por el segundo.

De Escher conocía algunos dibujos, juega mucho con las ilusiones ópticas, la aparente tridimensionalidad que se puede dar al papel, pero engañando al espectador. No era el único tipo de dibujo expuesto, había muchos otros trabajos. Otros muy interesantes eran teselas, donde los huecos de imágenes repetidas no son simplemente huecos, sino otras imágenes. Permitían hacer fotos en el interior, sin flash, así que puedo ilustrar un poco mi visita.

Fachada del museo Escher




Inspiración para una escena de Dentro del Laberinto


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