El festival sigue adelante, y me estoy dando cuenta de que no me queda tiempo, casi no sé en qué día vivo. En el trabajo me he cogido hoy, lunes, y mañana libres, y me tengo que parar a pensar en qué día de la semana estoy. Además, esta mañana he ido a echar una mano a los pases escolares (que ya contaré en la entrada del cuarto día), y antes de ir a ver la película de la noche me queda un rato que voy a aprovechar y actualizar el blog.
La tarde empezó con la película "Los limoneros", de Eran Riklis, dentro del ciclo de Cine Comprometido. Después de las otras dos que había visto dentro del ciclo, "En un mundo libre" y "Recursos humanos", esta me pareció muy suave. Trata de un conflicto por unos limoneros que llevan 50 años ahí y es el medio de vida de una mujer árabe, pero que son una posible amenaza para el ministro de defensa israelí que se acaba de mudar. Una lucha de David contra Goliath, unos fuertes que en nombre de su propia seguridad hacen todo lo que quieren. El tono de la película es tranquilo, sin grandes ambiciones ni espectacularidad. El tema, en otras manos, podría dar para una película política de buenos muy buenos y malos muy malos (tipo Hollywood), pero no es así. ¿Se nota también que no soy crítico cinematográfico, sino un aficionado al cine?
Como no consigo explicar nada mejor, paso a la segunda de la noche, "Vals con Bashir", de Ari Folman. Visualmente es como un cómic en movimiento, pero con una música que le añade intensidad a las escenas. Tal vez, al ser de animación, uno se olvida que es un documental, que es la búsqueda en la memoria del director de qué pasó en la guerra del Líbano, en la que participó, y no recuerda nada. Tanto él y algunos de los entrevistados parecen sufrir la culpa de los supervivientes, reconocen las barbaridades de una situación bélica. Es muy directa a la hora de presentar los horrores de la guerra, las matanzas, muertes, sangre, víctimas... En ese aspecto es bastante dura, y eso que aparece desde el punto de vista de los militares, cuando lo más habitual era mostrarlo todo desde la perspectiva de las víctimas.
Y mañana, más.
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