lunes, 19 de septiembre de 2011

Nueva York: Harlem, vistas desde el río y el puente de Brooklyn

Hoy es domingo, y he intentado tomarme el día con calma. Y para hoy tenía una cosa que hacer sin más posibilidades: acercarme a Harlem, pues es día de misa, y tenía en mente conocer una misa gospel en vivo.

Aunque hay varias empresas que organizan recorridos por el barrio, he preferido aventurarme por mi cuenta. Nada de qué preocuparse aquellos que piensen que Harlem es un barrio peligroso. Tuvo su época, pero la sensación que he tenido yo hoy es de tranquilidad. Claro que también hay dos cosas importantes: me he movido tan solo por algunas de las calles principales, sin buscar rincones raros, y había un despliegue policial importante. Otra sensación que me he llevado es que aquello parecía como ir a un parque de atracciones, todos los turistas con cámara en mano queriendo fotografiarlo todo, y seguro que mucha de la gente que allí vive estará cansada de eso. Pero yo no me salvo, estoy en ese grupo.

He empezado saliendo del metro en la estación de la calle 125, y por allí me he movido un poco por el Martin Luther King blvd (que es la calle 125 oeste), donde está el teatro Apollo, lugar por donde han pasado los grandes artistas de la música negra. A las puertas hay una serie de baldosas con varios de estos nombres, entre los que se pueden leer Aretha Franklin, Michael Jackson, Stevie Wonder, James Brown, Ella Fitzgerald... La apariencia no se corresponde demasiado con la historia que ha tenido el lugar.

Y después he ido paseando al norte por el Malcolm X boulevard, que corresponde a la avenida Lenox (nombre de la Sexta avenida), fijándome en la arquitectura del barrio.


Mosaico en la parada de metro de la 125


Fachada del teatro Apollo


Estrellas que pasaron por el teatro




Los murales y persianas de los comercios muestran parte de la cultura negra




Un par de fachadas del barrio

Ha habido un momento que podría decir que he entrado en la vida del barrio. Iba por la calle y pasaba un hombre pidiendo si tenía algo suelto. La primera vez que lo he visto no le he hecho caso, pero luego ha habido un momento en el que me ha dicho que si le hacía una foto. Como con la cámara digital no hay que preocuparse de las fotos que se hacen como en la época analógica, se la he hecho, y eso que se ha puesto a charlar y me ha acompañado un poco por el barrio. Él nació allí, y no sé hasta qué punto me ha contado su vida, pues entre que no le hacía demasiado caso (el justo) y no le entendía, pues no lo sé. Pero sí que supongo que no es de los que le fue bien. Al final entramos en una iglesia en la calle 137, y he comprobado que para él eso era algo importante, se ha emocinado mucho, dándome las gracias porque hacía mucho que no iba a misa, y al encontrarme a mí ha vuelto a asistir.

La religión se vive mucho en Harlem, y como las misas que tienen son amenas pues animan más a la gente. Por eso algunas iglesias grandes del barrio están hechas a la idea de que muchos asistentes van a ser turistas. Lo que conviene hacer es quedarse por el final de la iglesia, pues el acto puede durar mucho (yo entré con la misa empezada y salí antes de que acabase) y así se puede salir sin molestar. En el rato que he estado iban intercalando discurso con música. En el discurso me he perdido completamente, en parte por mi inglés, y en parte por la poca atención que le he puesto. Pero las canciones sonaban realmente bien, como se puede ver en varias películas como Sister Act o los Blues Brothers (sólo que estos estaban en Chicago, no en Nueva York). Fallaba un poco la calidad del sonido, pero no de los intérpretes. Puede que en una iglesia cercana fuese la misa más espectacular y famosa, pues tenía una cola enorme para entrar, pero por ahorrarme la cola preferí entrar en la que entré.

Volviendo a la historia, este señor en un momento se fue a la parte delantera de la iglesia para poder ver mejor, pues en mi posición no veía casi nada. Y como no esperé al final no pude despedirme. En parte también prefería seguir por mi cuenta.


Robert Lee Felder Jr., quien me acompañó un rato paseando por Harlem


Mother African Methodist Episcopal Zion Church, en la calle 137, entre la avenida Lenox y la Séptima, que es donde entré a ver una misa gospel

La siguiente actividad ha sido coger un barco y ver Manhattan. El pase que me compré para visitar algunos lugares incluía un tíquet que era un crucero a la estatua de la libertad u otro semicircular por Manhattan. Me interesaba más este. Entre las opciones de barco tienen uno rápido, 45 minutos, o el que cogí, que eran dos horas. El puerto de salida está en la calle 42 oeste, y el recorrido comienza hacia el sur, baja hasta ver la estatua de la libertad, y sube por el East River hasta pasar 3 puentes (Brooklyn, Manhattan y Willamsbourgh), y poco antes del edificio de la ONU tiene que dar la vuelta, pues al menos hoy no estaba permitido el tráfico marítimo en ese punto. De las vistas, está claro lo que se va a ver. Hay que ir con la cámara en mano, y aunque se vuelve por el mismo lado que se va, y si no es a la ida es a la vuelta cuando ves los lugares, no he acertado en el lado. Me he sentado al lado izquierdo del barco, y al ir estaba más alejado de la isla. A la vuelta iba más cerca, pero ya no estaba situado para verla.


Saliendo del puerto. El Empire State Building está a la vista en buena parte del recorrido


Una vista del distrito financiero, al sur de Manhattan. Por aquí deberían sobresalir las torres gemelas


Finalmente he podido ver la estatua de la libertad de cerca


Acercándonos al puente de Brooklyn


El puente de Manhattan y parte del de Brooklyn


El puente Williamsbourgh

Para acabar el día he hecho algo imprescindible: cruzar a pie el puente de Brooklyn, y hacer fotos nocturnas del puente y el perfil de Manhattan. Casi diría que he venido a Nueva York solo para eso. Para cruzar el puente hay que hacerse a la idea de que son unos dos kilómetros de largo (y me parecía largo el puente romano de Mérida, con 800 metros). La pega es que es una autopista de gente, está abarrotado, y no es fácil encontrar ángulos interesantes sin que salga nadie. Además, tenía que correr un poco, pues el sol estaba bajando y me interesaba aprovechar esa luz vespertina todo lo posible. Lo he conseguido. Luego he bajado a un parque que hay a los pies del puente, y he hecho lo que muchísima gente: fotografiarlo de noche. He tenido ocasión de sentirme como un fotógrafo principiante, ante los equipos que he visto, tanto cruzando el puente como luego.


Uno de los pilares del puente (y justo debajo del encuadre hay un montón de gente)


Cables de sujeción, y el puente de Manhattan al fondo


El camino está para peatones y ciclistas, ¡y se respeta el carril bici! (mi experiencia en carriles bici parecidos es que la gente va por donde quiere)


La puesta de sol sobre Manhattan (más bien junto a Manhattan)


El cielo anaranjado con la estatua de la libertad


Una imagen de Nueva York muy conocida


El mismo perfil, pero desde otro punto de vista


Llevaba tanto tiempo pensando en hacer fotos como estas dos últimas, que es el único motivo por el que metí el trípode en la cámara. Y como hay muchas más fotos que estas que he mostrado hoy, el álbum completo del día se puede ver aquí.

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