sábado, 7 de diciembre de 2013

Madeira: Boca da Encumeada, Rosário, São Vicente, Seixal, Ribeira da Janela

Hoy ha sido un día de cambios de planes. Estábamos con la idea de caminar por unas levadas, pero nos hemos encontrado con una carretera cortada, la vuelta para llegar era muy larga, y hemos preferido dejarlo para otro día.

El primer punto de parada previsto era Boca da Encumeada, un puerto de montaña que separa las vertientes norte y sur de la isla de Madeira. El primer fallo ha sido no interpretar correctamente un cartel de Encumeada, y nos hemos encontrado en un túnel que acorta mucho el camino entre los dos extremos de la isla, pero que dejaba atrás nuestro destino. Al salir hemos tomado la carretera vieja en el punto en el que acababa para ir a donde queríamos. Y en ese lugar hay un mirador que permite ver el Atlántico al norte y al sur, y admirar las montañas, difíciles de describir. También era difícil tomar las fotos adecuadas, en parte por la posición del sol: unas veces de cara y otras causando unas sombras muy fuertes. Otra dificultad era que no hay manera de que una foto capte lo que realmente están viendo los ojos.

Subiendo a las montañas

En otro mirador a media subida, mirando al norte

Desde el mirador de Boca de Encumeada, hacia el norte

La vertiente sur, muy espectacular, pero con el sol en mal sitio

Después de esta parada teníamos que tomar la carretera hacia Rabaçal, pero a los pocos metros nos encontramos con una valla y el paso cortado. Preguntamos en la tienda que hay en el mirador, y nos comentan que ha habido desprendimientos y están en tareas de limpieza. Así que a cambiar los planes. Eso sí, después de seis años estudiando portugués lo entiendo bastante, y me puedo expresar bien. ¿Pero tanto se me nota que soy español, que muchas veces me contestan en castellano?

Hemos bajado nuevamente la carretera, y viendo la iglesia de Rosário, junto a esa carretera, hemos decidido hacer una parada y tomar algunas fotos. No todo el viaje van a ser montañas.

Iglesia de Rosário

Rosário, con las montañas de fondo

A partir de ahí hemos ido hacia la costa norte, parando primero en São Vicente, y en concreto en sus grutas volcánicas. Hay un centro de vulcanismo, con una visita a unas grutas que cruzan por varias chimeneas volcánicas. La entrada cuesta 8€, y además de las grutas está la parte museística, donde se explica la formación de volcanes, diferentes materiales que pueden expulsar, y un par de películas. Esta parte la hemos visto floja, la parte espeleológica era más interesante, aunque una cueva de estas características no es tan espectacular como una calcárea.

Vistas desde la entrada del centro del vulcanismo de São Vicente




Algunas plantas crecen en el interior de las grutas, a la luz de los focos




Al acabar hemos dado una vueltecita por el pueblo de São Vicente, donde hemos comido. Del pueblo no hemos visto casi nada, pues aunque arquitectónicamente era bonito, también muy pequeño. No hemos seguido las indicaciones de casco histórico, pues apuntaban hacia un lugar que no nos cuadraba. Pero en los alrededores, hacia el mar, hay muchos rincones espectaculares.


Playa de piedras en São Vicente





Saliendo del pueblo, siguiendo la carretera hacia el noroeste

La carretera antigua, actualmente se evita por medio de túneles


A partir de aquí hemos tomado la carretera en dirección a Porto Moniz, parando en cualquier lugar que pareciese interesante para hacer fotos. La sorpresa nos la hemos encontrado al pasar Seixal. Hemos bajado por una carreterita hacia unas rocas volcánicas en medio del mar, pero un poco más adelante había una muy pequeña playa de arena negra con una bahía delante realmente preciosa. El sol empezaba a estar bajo, y además en la vertiente norte, no había una luz buena para aprovechar bien las vistas.

Una parada en un mirador, con vistas a Seixal





Y la última parada del día ha sido en Ribeira da Janela, donde frente a la costa hay unas formaciones rocosas enormes e interesantes. En un primer lugar seguíamos las indicaciones, pero nos mandaba montaña arriba, y no me cuadraba. Al menos nos ha servido para ver las formaciones desde una parte alta de un valle. Hemos conseguido llegar a la playa, y nuevamente disfrutar de las vistas. No podíamos hacer mucho, pues ya eran los últimos momentos de claridad.

Ribeira da Janela




En la roca más grande se intuye algo del hueco que le da nombre a la "janela" (ventana)

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