Este año he perdido la capacidad de escribir algo a diario sobre el festival, un poco por falta de tiempo, otro poco por falta de ganas de escribir. Se me acumulan las entradas pendientes del blog, y ya va siendo hora de que lo ponga al día. Anoche finalizamos la octava edición de este festival, y llevo un par de días resfriado, con la nariz suelta, pero hay que hacer un esfuerzo.
Comenzaré por el lugar que ha sido la sede principal del festival: los cines El Foro, de Cinesa. Este año se ha conseguido un acuerdo para proyectar allí toda la sección oficial, y considero que ha sido muy beneficioso. Por un lado está la calidad del lugar, una gran pantalla y un mejor sonido, butacas cómodas, y calefacción funcionando. También dispone de una infraestructura y personal preparado, por lo que el trabajo por parte de la organización se ha simplificado, y la atención al público ha mejorado. Es cierto que no está en un lugar céntrico, pero en coche se puede llegar más fácilmente que al Centro Cultural Alcazaba.
Y pasemos ahora a comentar brevemente las películas que ahí hemos visto. Son opiniones personales de alguien cuya capacidad de describir las cosas no es tan buena como desearía, por lo que haré lo que pueda.
A 20 pasos de la fama, de Morgan Neville
El festival arrancó con un documental dedicado a la música. La temática era muy interesante: las coristas, estas voces femeninas que acompañan en una canción, pero rara vez se las conoce. Así que por un lado estaba la música: soul, rythm & blues, rock... Se le ponían a uno los pelos de punta. Y por otro lado estaba el retrato de unas mujeres que no han llegado a triunfar como solistas. Sus voces permanecerán en clásicos de la música, como "Walk on the wilde side" de Lou Reed, "Gimme shelter" de los Rolling Stones, o también aparecían los testimonios de Sting, Bruce Springsteen, Bette Midler, Stevie Wonder... Estas mujeres saben que no han alcanzado la fama, y por eso tienen los pies en la tierra.
La temática era muy interesante, pero al final la película era un documental muy convencional, una serie de entrevistas e imágenes de archivo, que no la hacían excepcional.
Quay d'Orsay, de Bertrand Tavernier
La segunda película era una comedia francesa ambientada en el mundo de la política: egos subidos del personal, ya sean caras públicas o asesores, trabajos sin parar, caos... Pasé un buen rato y me reí, además de practicar un poquito de francés (estoy haciendo primero en la escuela de idiomas, y considero que en esta película se habla muy claro y se puede entender algo). No conozco el cómic en el que se basa, y ahora me ha picado la curiosidad. Hay momentos en los que la vi como muy realista, imaginarme que realmente funciona así el mundo político, a veces más preocupado de las formas que del fondo. Pero de vez en cuando aparecía algún toque surreal, como la ventolera que removía los papeles cada vez que pasaba el ministro.
Pero le encuentro un pero a la película: un poco larga. Hay momentos en los que no veía que apenas avanzase la historia, era como repetición de situaciones, y se podría haber cortado algunos minutos.
Una familia de Tokio, de Yoji Yamada
Por lo que había leído, tenía la sensación de que esta sería la película estrella del festival, y así ha sido: ha tenido el mayor número de espectadores y la mejor valoración, ganando el Premio del Público. Pero ese premio no ha sido gracias a mí. Tengo un problema con el cine costumbrista: si no hay algún elemento añadido a las situaciones presentadas, o la forma de explicar la historia tiene algo diferente, me aburre. Me pasa mucho con películas francesas, algunas españolas como "En la ciudad"... La gente dice que son muy buenas, pero a mí no me lo parecen.
En este caso trata de unos padres que van a Tokio unos días, y se encuentran que sus hijos apenas tienen tiempo para dedicarles. No me aburrió completamente, no la vi mal del todo, pero en líneas generales no le pondría la nota que he visto en críticas.
Caníbal, de Manuel Martín Cuenca (fuera de concurso)
Esta película ya se había estrenado hace algunos meses, por lo que no participaba en concurso. Desde que hace algunos años vino al festival Antonio de la Torre, le tengo un cierto aprecio y me llama la atención su trabajo. En esta película él es el protagonista casi absoluto, y el ritmo de la historia es el de su personaje. La película es lenta, pero es que el sastre que Antonio interpreta es así: pausado, metódico, tranquilo para realizar sus rutinas y mantenerse al margen, no le gusta que nadie entre en su mundo y se lo cambie. Una de esas rutinas es asesinar a mujeres para luego almecenar su carne y comérselas, nada convencional, desde luego, pero es su mundo.
En su vida entra una mujer y le hace modificar sus conductas, y aquí es donde la historia tiene un añadido, qué es lo que a él le pasa, como se siente. Todo eso está muy bien mostrado, y no nos lo da mascado todo, simplemente nos lo plantea en pantalla. Y aunque sea un asesino descuartizando, nada de eso se ve, se sugiere. Hay que ir pensando en algunas cosas, el espectador ha de pensar por qué pasan, y algunas como la escena final no lo deja tan claro todo. Hablándolo con un amigo nos quedaba la duda de qué pasa realmente, y sobre todo, por qué.
La postura del hijo, de Calin Peter Netzer
La historia de esta película podía dar para una comedia: una madre posesiva, incapaz de dejar que su hijo vuele del nido. Y por lo tanto, el hijo sale incapaz de hacer nada, de tomar algunas decisiones. Pero hay un suceso, que es en el que se centra la trama, que no es de comedia, sino de drama. Puede verse el funcionamiento de la corrupción, la diferencia de clases, etcétera, pero esta película consiguió aburrirme. No le vi a la historia una trama interesante, y la puesta en escena era agobiante, con una cámara en mano que no paraba de moverse, ni siquiera en planos fijos, de dos personajes hablando cara a cara. Suelo ser generoso puntuando las películas, pero esta vez creo que en la valoración de mi voto es la primera vez que suspendí a una película.
The Congress, de Ari Foldman
Esta era la pieza rara del festival. El punto de partida es que unos estudios quieren comprar la imagen de Robin Wright para digitalizarla y utilizarla en cualquier película que a ellos les interese. La actriz se interpreta a ella misma (me recordó un poco a "Como ser John Malcovich", aunque las películas no tienen nada más que ver), y la primera parte de la historia se centra en sus dudas, en si debe aceptar y no envejecer nunca más en pantalla, poder dedicarse a sus hijos completamente, huir del mundo público. Luego entra en un mundo de animación, y cambia completamente la trama. Hay una frase que ella dice, refiriéndose a que parece que los animadores estaban drogados para crear ese mundo, que coincide con el punto de vista del espectador. La trama puede ser un poco difícil de seguir, hay que estar muy atento. El estilo de animación no es muy moderno, puede verse raro, y los doblajes de los personajes animados me falla un poquito (en la animación es donde defiendo el doblaje en España, me gusta más el resultado aquí). Pero eso son pequeños fallos que no impiden que sea una película rara, pero encantadora. A esto ayuda mucho la música, para la que solo se me ocurre el adjetivo de preciosa.
De Ari Foldman ya habíamos visto hace algunos años "Vals con Bashir", otra película de animación en la que la música es el mejor recuerdo que guardo de ella.
Un toque de violencia, de Jia Zhangke
La última película a concurso fue esta historia china, basada en historias reales, en situaciones en las que los personajes llegan al extremo de explotar violentamente. Nos venden a China como una potencia económica en ebullición, todo se produce allí. Pero por muy bien que parezca ir la economía china, eso no quiere decir que sus habitantes vivan bien. Y aunque pueda ser duro todo lo que ahí se cuenta, personalmente la película no me dijo nada, ni para bien ni para mal.
Le week-end, de Roger Mitchell (fuera de concurso)
En la presentación de esta película se mencionó la última de Richard Linklater, y tras su visionado entendí perfectamente el motivo. Un matrimonio ya maduro realizan un viaje a París para recordar su luna de miel, pero llevan mucho tiempo juntos. ¿Se quieren, se odian? A veces ríes, a veces te preocupas por ellos. Unos diálogos geniales en una historia agridulce. Sabía que para acabar el festival no sería una película dura, tendría que ser algo más ligera, y esta cumple con las expectativas.
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