El último día de festival ha tenido algunas cosas para contar, tanto en el aspecto positivo como en el algo negativo (pero no pensemos lo peor). Pero antes de nada, pasaré a comentar la segunda película de la sección oficial.
La película que vi ayer fue "Al nacer el día", de Goran Paskaljevic, de quien ya tuve ocasión de ver otra película hace algunos años. Esta no me convenció demasiado, es la búsqueda de un profesor de su pasado del que se acaba de enterar, que sus padres eran judíos que murieron en un campo de concentración de Belgrado. Una lectura que le saqué a la película es que en muchas ocasiones la gente prefiere dejar el pasado a un lado. Pero el desarrollo es lento, no sucede gran cosa, salvo el final, que mejora bastante el resultado del metraje, pero no lo suficiente.
El problema surgió cuando una proyección digital no es infalible. Faltaban pocos minutos para acabar cuando la película se atascó, reiniciándose. Hubo que subir a arreglarlo, buscar el punto en el que se había quedado, y acabar de verla. El resultado fue acabar 15 minutos más tarde de lo esperado, juntándose con la gente que venía a ver la siguiente película.
Y el pase que seguía era el de "Blancanieves", de Pablo Berger, película que tenía bastante expectación. Más de 330 personas entraron a verla, y entre dos nos pusimos a cortar entradas a un ritmo acelerado. Ni siquiera veía las caras de quien entraba, solo las manos y las entradas que sujetaban. Fueron unos minutos estresantes, pero lo superamos.
No hubo nadie de la película para presentarla directamente, pero para algo están los teléfonos: hubo una pequeña conversación de Pablo Berger con el público de Mérida, así que creo que se compensó el retraso que hubo al entrar. De la película podré hablar mañana.
Un par de vistas de como estaba el auditorio
David Garrido con el teléfono en mano, con Pablo Berger al aparato
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