El día de hoy no ha sido muy agradable para hacer turismo. Ha estado lloviendo casi todo el rato, parando en algunos momentos, pero con el cielo siempre gris. La lluvia había momentos que era más fina, otros más intensa, y todo el rato presente. Al menos ha habido lugares en los que resguardarnos y hacer las visitas más llevaderas.
Hemos comenzado visitando el mausoleo de Tu Duc, un emperador del siglo XIX que gobernó en una época en que los franceses comenzaban a tomar el control del país. En el recinto está su tumba, además de su segunda residencia. Algunos de los edificios estaban de reformas, llenos de andamios, pero a la hora de visitar la casa pensaba que habría menos que ver.
Entrada al recinto del mausoleo de Tu Duc
Tumba del emperador
Casa del emperador
Despacho
Aquí estaban las viviendas de las concubinas
Posteriormente nos hemos acercado al centro de la ciudad, a la que fue la ciudad imperial, un enorme recinto amurallado. Entrando desde el río es ver un lugar bonito tras otro, hasta acabar en el centro, en la Ciudad Prohibida, que era la residencia del emperador. Durante la guerra se bombardeó bastante el lugar, y se destruyeron muchas de las construcciones, que poco a poco se están intentando recuperar.
A las afueras de la muralla
Uno de los pocos lugares originales que quedan
Interior del teatro imperial
La ruta seguida ha sido un poco rara. Hemos comenzado en las afueras, luego acercado al centro, para volver a salir y acabar de nuevo en el centro. La primera salida de la ciudad imperial ha sido en un barco a lo largo del río del Perfume. Con lo gris que estaba, y lloviendo mucho del tiempo, poco había que hacer, y los paisajes tampoco aportaban mucho, salvo algunas barcas de pesca y algún puente.
Un pequeño crucero por el río del Perfume
El crucero nos ha dejado junto a la pagoda Thien Mu, un recinto bastante importante del budismo de esta zona, además de bonito. Lo malo ha sido pasear con el paraguas en la mano todo el rato. Pero en un momento que entrábamos en un templo hemos estado guarecidos, además de poder ver un rato de oraciones.
Torre a la entrada de la pagoda
La jornada ha acabado en el mercado de Dong Ba. Y mi visita ha sido muy breve, pues había multitud de puestos allí, dejando pasillos muy estrechos, y por los que caía agua constantemente. Además, constantemente se me acercaban los tenderos para intentar vender sus productos, situación que está llegando a ser agotadora. Es imposible pasear sin que vengan a intentar venderte algo, no hay manera de solo mirar. Me podía interesar más para tomar alguna foto, y algo tengo hecho.
Interior del mercado
Vestuario vietnamita para llevar la moto con lluvia
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