Al llegar ya empecé a fascinarme, pero al cruzar el primer arco la sensación fue a más. Hacía tiempo que no me sentía tan emocionado al visitar un edificio. La visita sube a un primer piso, desde el cual se tienen las torres al alcance de la mano, lo que da para buscar los mejores rincones para fotografiar. Ojalá las fotos muestren algo de lo que yo sentí en ese momento.
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