Así que vamos a lo que toca, que hoy hemos visitado Hoi An, una pequeña ciudad en el centro del país, con un casco histórico patrimonio de la humanidad. El pueblo lo construyeron los chinos y los japoneses cuando estuvieron por esta zona, por lo que los templos recuerdan a la arquitectura que conocemos de China. Pero todas las calles, todo tiene su encanto. La pega puede que sea el acoso al turista, en todo momento, pase por donde pase, hay alguien que te está ofreciendo lo que tiene en su puesto o su tienda, es imposible tan solo mirar.
El primer lugar visitado era un taller de seda y farolillos, está claro que con fines comerciales. Pero no ha estado tan mal poder conocer el proceso que va desde la cría de los gusanos, como a los capullos les extraen los hilos de seda, y posteriormente se confeccionan telas. Allí estaban las prendas que vendían, no estaban mal de precio y te lo hacían a la medida. Tengo algunas fotos, pero se salen demasiado del tema turístico y prefiero dejarlas a un lado.
Una vez en las calles del casco histórico hemos comenzado por la llamada Pagoda del Puente Cubierto, que es un puente que construyeron los japoneses sobre un canal, y que consta de un pequeño templo. Es muy pequeño, pero muy vistoso. Aquí hemos tenido la primera lluvia del día, pero no ha sido nada comparado con lo que tenemos ahora.
Puente japonés, con pagoda incluída
Pequeño templo en el interior
Interior del puente
Hemos visitado también un par de templos chinos, pero no soy capaz de localizarlos exactamente. En el programa solo tengo uno y algunos otros lugares, y no me cuadra, así que no soy capaz de dar más datos. Que las fotos hablen por sí mismas.
Incienso en forma de espiral para realizar peticiones
El segundo templo
Una visita que me ha encantado ha sido a una pequeña casa antigua. No es un gran edificio, pero se conserva en buen estado tal y como la han utilizado 7 generaciones de una familia.
Fuera de la visita guiada, también hemos visitado el mercado central. Aunque su estructura es la de un mercado como los que conocemos, dentro todo cambia, es como entrar en otra época de venta ambulante. Hay una gran multitud de gente vendiendo de todo. En la parte cubierta se encuentra sobre todo locales de comidas casi familiares y tiendas variadas. En otras naves están las verduras, pescados y carnes, a veces en condiciones que nos harían dudar de su estado de conservación.
Vista del exterior del mercado, por el río
Pero lo mejor es callejear e ir encontrándose las cosas
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