El día empezaba amenazante. Ayer, al poco de anochecer, empezó a llover una barbaridad, a diluviar. Iba a ratos, en ocasiones caía mucho, luego se calmaba, volvía a llover… Por suerte me cogió en el hotel, y aproveché todo ese rato para ir poniéndome al día con el blog, pues llevaba varios días de retraso.
Volviendo al tema principal, aunque el cielo estaba cubierto, se veían claros. Y así se ha mantenido a lo largo de toda la visita. Ha llovido algo, pero no han sido ni cuatro gotas.
Mejor dejo el tiempo a un lado y me centro en la visita. Ya estábamos avisados de que los templos que quedan en pie son una pequeña parte de los que hubieron, pues en época de guerra los americanos bombardearon la zona, y aún se pueden encontrar los agujeros de los impactos de esas bombas. Realmente son pocos los templos que quedan al completo en pie, pero todo tiene un encanto especial, son edificios de piedra rojiza, normalmente con figuras talladas. Y es en un punto, no muy amplio, donde se conservan los templos en mejor estado.
Está un poco apartado de todo, creo que no llega a 40 km de Hoi An, pero por unas carreteras que cruzan un pueblo tras otro, y el ritmo del tráfico es lento. Por la tarde comemos en Hoi An, y luego seguimos hacia el norte a Hue, a unos 180 km de donde habíamos pasado la noche, pero ya nos han avisado de que serían unas 4 horas. De forma que este es un día de bastante autobús, pero pocas cosas que visitar.
Comenzamos con un mapa de la zona
Se aprecia el impacto de una bomba, y como causó la inclinación de uno de los templos
Una de las muchísimas libélulas que hay por allí volando
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